Cierra los ojos y piensa en el último entrenamiento de series que has realizado y seguro que recordaréis dicha frase.
“¿Sabéis que efectos tiene las series sobre vuestro organismo?”. Está pregunta y muchas otras son las que hicieron que enfocara mi vida profesional hacia el mundo del entrenamiento. Los procesos que sufre el organismo son preciosos, por eso los entrenadores decimos que el entrenar es un arte. Sí, sé que el entrenamiento es una ciencia pero a su vez los organismos de las personas no siempre reaccionan igual ante los estímulos, es más, ni el de un mismo deportista funciona siempre de la misma manera. Esto es lo bonito
“No abráis los ojos y seguid en un día de entrenamiento con series que os voy a narrar algunos secretos”. Tenéis que afrontar una serie de cinco minutos de duración a una intensidad cercana al 90-95% de vuestro máximo, os concentráis, ponéis el cronómetro a cero e inmediatamente pulsáis el botón de START. Partiendo de velocidad cero, poco a poco vuestra ritmo va aumentando, cuando llegáis aproximadamente al minuto debéis de haber alcanzado la velocidad crucero que debéis de mantener hasta finalizar los cinco minutos establecidos. “Que bien me encuentro hoy, me voy a salir” son vuestros primeros pensamientos, pero rondando el minuto tres ya habéis mirado el cronómetro un par de veces y os decís “uff esto puede que se me haga largo” en este momento vuestro organismo está entrando en acidosis por la acumulación de ácido láctico en sangre (este tipo de entrenamiento se hace para poder utilizarlo como energía) y en ese momento se comienzan a disparar los dispositivos de alerta de vuestro organismo para intentar que el cuerpo vuelva a la normalidad.
El cerebro da la orden de inhibir los impulsos nerviosos que dan lugar a las contracciones musculares para así ralentizar la producción de ácido láctico.
El corazón comienza a disminuir la cantidad de sangre que manda a los músculos, aunque debería de hacer lo contrario para facilitarnos vuestro ejercicio, pero debido al aumento de pulsaciones el ventrículo izquierdo tiene problemas para llenarse.
Los pulmones comienzan a mover sin parar para intentar oxigenar al máximo vuestro organismo, función que se va ralentizando porque no solemos entrenar los músculos respiratorios.
Los capilares de los riñones se contraen para evitar la deshidratación (el resto de capilares del organismo se dilatan).
El páncreas genera glucagón para que en el hígado se pueden sintetizar el ácido láctico convirtiéndolo en glucógeno y a su vez produce insulina que ayudará a la entrada de ese glucógeno a la célula para convertirlo en energía.
Los intestinos ralentizan su función porque la sangre que suele circular a través de ellos se ha desviado a los músculos.
Vuestros músculos comienzan utilizando principalmente las fibras rápidas, pero estas se suelen agotar rápidamente cediendo el protagonismo a las lentas que tienen más resistencia.
Los tendones actúan como muelles para tener más eficiencia el músculo y así desplazarnos de la manera más rápida.
Abrir los ojos, esta historia ha finalizado. Ya me quedo satisfecho, estoy seguro que en vuestro próximo entrene de serie la recordaréis y le veréis un sentido más práctico a vuestro sufrimiento.